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Puede que haya muchas leyendas, pero no todas pueden presumir de dar nombre a un pueblo. El término Tornavacas procede de la frase “Ya tornan las vacas”, una frase pronunciada hace muchos siglos, una frase que capitaliza la identidad común, una frase que cada 1 de Mayo vuelve a resonar, aunque es cierto que aquí se lleva dentro todos los días del año. Al fin y al cabo, estamos hablando de raíces.

Para adentrarnos de lleno en esta leyenda, tenemos que viajar al siglo X y a la reconquista de los reinos cristianos a territorios de Al-Ándalus. Se cuenta que el rey leonés Ramiro II llegó al Puerto de Tornavacas batallando con los árabes, donde se encuentra una férrea oposición musulmana. Frustrados tras las intentonas de ofensivas repelidas por el enemigo, los cristianos idearon una original estratagema consistente en atar unas teas encendidas a los cuernos de las numerosas vacas que pastaban en la zona para azuzarlas por la noche contra las tropas árabes entre gritos y alaridos. El objetivo era que el enemigo pensara que lo que venía era una poderosa tropa cristiana, en lugar de los animales.

La idea consiguió su objetivo, ya que las tropas musulmanas huyeron despavoridas valle abajo. Tras esta inteligente victoria, Ramiro II ordenará que las vacas vuelvan de nuevo a sus lugares de pastoreo, momento que los lugareños inmortalizarán para siempre con la frase “Ya tornan las vacas”.

Una leyenda muy viva

Como no podría ser de otra manera, los vecinos de Tornavacas celebran con orgullo esta historia tan laureada. Lo hacen cada noche del primero de mayo con una recreación en la que se vuelca todo el pueblo con el objetivo de que no se pierda esta seña de identidad. Cada 1 de Mayo la localidad se deja envolver por la luz del fuego y el sonido de los cencerros para volver a gritar

¡Ya tornan las vacas!