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Para hablar de la historia de este pueblo fronterizo de origen ganadero resulta imprescindible acercarnos a la leyenda que le da nombre. Tornavacas participó en la Reconquista durante la batalla de la Vega del Escobar en el siglo X, en la que adquiere su nombre y el escudo de armas. En sus primeros albores,  el pueblo empezó siendo un puesto de pastoreo. El 6 de junio de 1.369 fue donado en calidad de señorío a García Álvarez de Toledo, conde de Oropesa. De esta manera, se convertiría en la primera localidad del Valle del Jerte en conseguir el título de Villazgo.

Hecho destacable que hay que mencionar es que hasta el año 1.492, Tornavacas contó con una comunidad judía que se concentraba en las callejuelas que confluyen en la Calle Real. En el siglo XVI, el paso del emperador Carlos V dejó una huella importante en los pueblos del valle, especialmente en Tornavacas, donde pernoctó la noche del 11 al 12 de noviembre de 1.556.

A la caída del Antiguo Régimen, la localidad se constituyó en municipio constitucional integrado en el partido judicial de Jarandilla desde 1.834. Desde sus inicios, el pueblo ha sido paso de los rebaños trashumantes del Honrado Concejo de la Mesta. El sector ganadero y también el comercio textil fueron durante siglos los principales motores económicos de la villa. Hoy en día, la ganadería, agricultura, marcada por la producción de cerezas y el turismo son los factores clave en el desarrollo del pueblo.

Ahora que ya conoces las pinceladas generales de nuestra historia, te ofrecemos la oportunidad de profundizar de manera exhaustiva gracias al minucioso texto elaborado por Juan Pedro Recio Cuesta, cronista oficial de Tornavacas. Bajo el título Tornavacas (1927-2017): 90 años de cambios y trasnformaciones, el escrito narra el devenir histórico de la villa en los últimos nueve decenios. Sin lugar a dudas, lectura totalmente recomendable para disfrutar a fuego lento.

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